La Juventud y sus Problemas

lunes, 2 de junio de 2008 El CoRO SaNO , , , ,


¡Qué hermosa es esa primavera de la vida! Los días de la juventud. Un tiempo de aprendizaje acelerado, de ilusiones y desilusiones, de éxitos y fracasos. Es la etapa de las mayores decisiones de su existencia.

Pero el joven de nuestros días, más que nunca, se enfrenta a duros problemas que llegan a sacudir los fundamentos éticos, morales, sociales y religiosos heredados y hasta su propia personalidad.
Querido joven: Quizás encuentres en este tema la orientación que anhelas. Hay cosas que te preocupan y... ¡tú mereces una respuesta!

PERSONALIDAD Y CARÁCTER
¿Cómo vencer nuestros complejos?
¿Te molesta demasiado lo que otros piensan de ti? ¿Criticas a menudo tus características personales o las de los demás? ¿Sufres, también, falta de confianza personal, de debida concentración, retraimiento, o timidez? ¿Tienes conflictos con los que te rodean?
Seguramente también tú deseas triunfar en la vida, desarrollando una personalidad sólida y enriquecida. Sería bueno que forjes tu propia escala de valores.

Tal vez tengas problemas para hacerte de amigos, problemas con tus padres o con el ambiente en que te mueves. ¿Quién es el culpable?La causa no está en ellos, sino probablemente en "ti mismo".


Lo que piensas de ti mismo, y la actitud que asumes, es la imagen que reflejas frente a los demás. Esto tiene que ver directamente con la capacidad de hacerte de amigos, con tus problemas o el ambiente en que te mueves. Incluso tiene que ver con tu vida espiritual, tu actitud frente a Dios y tu tranquilidad y paz interior.


Cada persona debe decidir si va a llevarse de las actitudes, formas de vestir y proceder de los padrones sociales y culturales que otros tienen, de la forma de pensar de sus amistades, de sus metas y objetivos, o si se llevará de lo que Dios piensa y desea.


El complejo de superioridad es uno de ellos. La persona posee una tentativa exagerada de aceptación o bien puede llegar a la sofisticación en la forma de escoger sus amistades. Mayormente no somos conscientes de nuestros complejos. Buscamos razones, nos preguntamos por qué otros no nos aceptan como sinceramente lo deseamos. Los culpamos de diversas cosas y nos tornamos críticos y cínicos. En cierto grado, el complejo de superioridad es el tener una opinión demasiado elevada de uno mismo. La persona desprecia la actitud de los demás para con él, escogiendo aquellas amistades sobre las cuales el puede sobresalir. Las Sagradas Escrituras nos dicen: "...que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura..." Romanos 12:3.


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