
Dicen que la juventud es la etapa más alocada de nuestra vida. Es la etapa más hermosa porque es ahi donde vivimos muchas "primeras veces". Es cuando nuestra fuerza está al máximo, y nuestros sentimientos están "brand new" (o sea nuevitos). Pero es también una etapa que muchos hemos dejado pasar por alto... es la etapa en la que debemos saber sembrar nuestro huerto.
Es donde sembramos las semillas para nuestra vida adulta. Donde escogemos el terreno, hacemos los planes y aramos nuestro campo. Es cuando escogemos las semillas de las cosas que queremos cosechar. Cuando le ponemos vallados, para que las pequeñas zorras no entren y destruyan lo que hemos sembrado... Es cuando nos inventamos ese espantapájaros, para evitar que las aves, se coman el fruto.
Abrir el zurco no es algo placentero. Sería más placentero aún poder estar colgados de la hamaca tomando la limonada rosada que nos gusta tanto... viendo a los demás trabajar. Tampoco es interesante escoger las semillas... a veces vamos recogiendo lo que otros dejan tirado y sin diligencia vamos tirando a nuestra tierra cosas que no son nuestras... y cuando las malas hierbas y las pestes entran a nuestro huerto... no nos interesa, lo dejamos crecer sin control... dejando que esas plagas, pestes y malas cosas se coman lo mejor de nuestra siembra...
Y de pronto nos convertimos en adultos... sin educación. Sin valores. Sin metas. Con matrimonios destruidos. Con problemas en nuestros valores fundamentales. Muchos hundidos en problemas tan difíciles como adicciones, de todo tipo, sexuales, emocionales, de drogas. Y vemos las vidas de otros tan bien estructuradas, alcanzando triunfos, teniendo hogares hermosos, carreras de éxito y nos preguntamos ¿en qué fallamos?
Fue en la siembra. Cuando escogemos la semilla, cuando planificamos nuestra vida. Cuando desde jóvenes trazamos el plan de nuestras vidas. Es sumamente importante que lo hagamos de la manera más delicada. Basándonos en la verdad eterna, la Voluntad de Dios. Escogiendo cosas Buenas para nuestra vida. Esforzándonos... sabiendo que lo que nos cuesta (por ejemplo, estudiar una carrera... y estar ahi, varios años en el cole, aprendiendo, obteniendo los moldes que nos ayudarán a hacer nuestra obra), lo que nos lleva esfuerzo, es lo que a la larga producirá buen fruto. La escogencia de las semillas... debemos saber que si escogemos sembrar rosas en nuestro jardín, no obtendremos claveles. Si hacemos algo todo tendrá una consecuencia... sea buena o mala. Por eso es importante escoger bien tu siembra... amigos, pareja, estudios, relaciones familiares...
La vida es un huerto... o como decía mi abuela, un maizal... donde tendremos que comernos las mazorcas que hemos sembrado... Quiera Dios que estas mazorcas sean buenas, dulces y abundantes, que el fruto de nuestras vidas, sean planeadas desde el principio... que los vallados que pongamos sean los fundamentos de la palabra de Dios... y que ese espantapájaros que ahuyente los depredadores de nuestra vida, sea el mismo temor a Dios...
Es donde sembramos las semillas para nuestra vida adulta. Donde escogemos el terreno, hacemos los planes y aramos nuestro campo. Es cuando escogemos las semillas de las cosas que queremos cosechar. Cuando le ponemos vallados, para que las pequeñas zorras no entren y destruyan lo que hemos sembrado... Es cuando nos inventamos ese espantapájaros, para evitar que las aves, se coman el fruto.
Abrir el zurco no es algo placentero. Sería más placentero aún poder estar colgados de la hamaca tomando la limonada rosada que nos gusta tanto... viendo a los demás trabajar. Tampoco es interesante escoger las semillas... a veces vamos recogiendo lo que otros dejan tirado y sin diligencia vamos tirando a nuestra tierra cosas que no son nuestras... y cuando las malas hierbas y las pestes entran a nuestro huerto... no nos interesa, lo dejamos crecer sin control... dejando que esas plagas, pestes y malas cosas se coman lo mejor de nuestra siembra...
Y de pronto nos convertimos en adultos... sin educación. Sin valores. Sin metas. Con matrimonios destruidos. Con problemas en nuestros valores fundamentales. Muchos hundidos en problemas tan difíciles como adicciones, de todo tipo, sexuales, emocionales, de drogas. Y vemos las vidas de otros tan bien estructuradas, alcanzando triunfos, teniendo hogares hermosos, carreras de éxito y nos preguntamos ¿en qué fallamos?
Fue en la siembra. Cuando escogemos la semilla, cuando planificamos nuestra vida. Cuando desde jóvenes trazamos el plan de nuestras vidas. Es sumamente importante que lo hagamos de la manera más delicada. Basándonos en la verdad eterna, la Voluntad de Dios. Escogiendo cosas Buenas para nuestra vida. Esforzándonos... sabiendo que lo que nos cuesta (por ejemplo, estudiar una carrera... y estar ahi, varios años en el cole, aprendiendo, obteniendo los moldes que nos ayudarán a hacer nuestra obra), lo que nos lleva esfuerzo, es lo que a la larga producirá buen fruto. La escogencia de las semillas... debemos saber que si escogemos sembrar rosas en nuestro jardín, no obtendremos claveles. Si hacemos algo todo tendrá una consecuencia... sea buena o mala. Por eso es importante escoger bien tu siembra... amigos, pareja, estudios, relaciones familiares...
La vida es un huerto... o como decía mi abuela, un maizal... donde tendremos que comernos las mazorcas que hemos sembrado... Quiera Dios que estas mazorcas sean buenas, dulces y abundantes, que el fruto de nuestras vidas, sean planeadas desde el principio... que los vallados que pongamos sean los fundamentos de la palabra de Dios... y que ese espantapájaros que ahuyente los depredadores de nuestra vida, sea el mismo temor a Dios...
Que tu huerto sea próspero y fructífero.
Lore
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