Creatividad de LIDER

martes, 16 de septiembre de 2008 El CoRO SaNO , , , ,


Por: Sue Monk Kidd

Hace un tiempo, mientras compraba en un centro comercial, solté la mano de mi hijo de tres años de edad para revisar unas bufandas pero, un minuto más tarde cuando me volví para verlo, ya no estaba. En vano busqué por los pasillos de la tienda y el pánico comenzó a apoderarse de mí. Los oficiales de seguridad del centro comercial empezaron a buscarlo pero ninguno pudo encontrar al pequeño que vestía una camiseta roja de Plaza Sésamo.

Durante veinte minutos, recorrí la tienda junto al gerente y con cada paso que daba me preocupaba más. Finalmente, me senté abrumada por la situación... mi hijo había desaparecido.
Mientras estaba sentada ahí anhelando saber qué hacer, recordé de repente un versículo que había leído esa mañana.

Era el pasaje que narra la ocasión en que Jesús camina por la playa de Galilea y le dice a sus discípulos que están en la barca: «¿Acaso tenéis algún pescado?» y ellos le respondieron que no (Jn 21.4–6). Entonces Jesús les hizo un comentario muy curioso: «Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis pesca». Así lo hicieron y apenas pudieron sacar la red de lo cargada que venía de peces.

Al principio, ese pasaje no parecía tener ninguna importancia con respecto a la desaparición de mi hijo pero repentinamente pensé: Si quiero saber adónde iría un niño de tres años, necesito pensar como tal. En otras palabras, debía lanzar mi red al «otro lado» de la barca y enfrentar el problema desde otro ángulo y con una nueva perspectiva.

De repente, me vino una idea a la cabeza y me dirigí a una zapatería infantil que habíamos visitado anteriormente y ahí, junto a una réplica de Abelardo de Plaza Sésamo, encontré a mi hijo. Ahora, mis redes rebosaban.

Los versículos de Juan no sólo me ayudaron a encontrar a mi hijo, sino también me enseñaron que las soluciones creativas surgen de nuestro interior solamente cuando dejamos de lado las formas acostumbradas y «oxidadas» que hemos usado para vivir y nos atrevemos a enfocar las situaciones desde una perspectiva única.

Jesús vivía lanzando redes al otro lado de la barca y su habilidad para resolver los problemas y expresar la verdad en forma original surgía de su valentía de dejar lo viejo y arriesgarse a lo nuevo. Su habilidad provenía de un cambio de visión y de apertura a lo que podía ocurrir.

Estudiamos la vida de Cristo tan seguido que fácilmente olvidamos que él era innovador y diferente. A diferencia de los demás, rara vez pescó en las mismas aguas y siempre vio el mundo desde otra perspectiva y revelaba posibilidades imposibles. Llevó a cabo lo inesperado y de esta forma rompió los moldes de la conformidad.

Dios nos manda a ser lo más creativos posible y nos llama a convertirnos en artistas de la vida, creadores de las nuevas posibilidades, profetas de la verdad y a resolver los problemas innovadoramente. Quizá al contemplar la vida de Jesús y ver cómo trabajaba su espíritu creativo, podamos despertar la creatividad que poseemos.




Tomado de: www.desarrollocristiano.com

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