Del Cielo a la Tierra

Fuente: Ruth Delania Almonte - Revista Palacio No. 274

"Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guaradéis mis preceptos, y los pongáis por obra". Ezequiel 36: 26-27

Cuando nos entregamos al Señor de corazón se produce en nosotros una conversión, la cual es la evidendia de que tenemos una nueva vida por medio de Cristo Jesús. Hemos nacido de nuevo, como nos dice su Palabra.

Es que al reconocer que somos pecadores y que necesitamos de su perdón y salvación, tambien estamos reconociendo que nuestra manera de vivir no puede continuar a nuestro estilo, sino, conforme a la voluntad de Dios.

Pero, ¿Qué hace que esta transformación realmente ocurra en nosotros? El cumplimiento de la promesa del Señor. Como dicen los versiculos de Ezequiel, el cambia nuestro corazón y nos da su Espíritu Santo, sin el cual no podriamos dejar de hacer lo malo que antes de nacer de nuevo hacíamos, ni hacer lo bueno que antes de nacer de nuevo no podíamos hacer. Si queremos vivir una verdadera vida cristiana, tenemos que nacer de nuevo.